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  • Foto del escritorIgualdad deGenero

Actualizado: 29 may 2020

Por: Natalia Gamba



“El trabajo doméstico es mucho más que la limpieza de la casa. (…) Es la crianza y cuidado de nuestros hijos ―los futuros trabajadores― cuidándoles desde el día de su nacimiento y durante sus años escolares, asegurándonos de que ellos también actúen de la manera que se espera bajo el capitalismo. Esto significa que tras cada fábrica, tras cada escuela, oficina o mina se encuentra oculto el trabajo de millones de mujeres que han consumido su vida, su trabajo, produciendo la fuerza de trabajo que se emplea en esas fábricas, escuelas, oficinas o minas”. Silvia Federici, “El Patriarcado del Salario”.


La división sexual de trabajo se remonta a los inicios de la civilización, siendo asignada por las sociedades. En virtud de tal división, en la mayoría de las sociedades, la responsabilidad principal por el trabajo remunerado (“trabajo productivo”) recaía sobre los hombres, mientras que la correspondiente al trabajo no remunerado que se realiza en los hogares y la comunidad (“trabajo reproductivo”) era asignada a las mujeres. (Padilla, 2017)


Aunque las mujeres participan cada vez más en el trabajo remunerado, esta participación no ha conllevado una redistribución significativa del trabajo no remunerado. En todo el mundo, las mujeres continúan siendo las responsables por la mayor parte del trabajo que no percibe remuneración y cuya contribución a la economía queda, por tanto, sin reconocerse.


Las Naciones Unidas en el marco de la Década sobre la Mujer 1975-1985, han lanzado varias iniciativas para reconocer la importancia en la economía mundial del trabajo no remunerado como condición esencial para lograr la igualdad de género.


Según el libro “Trabajo Domestico: un largo camino hacia el trabajo decente”. El trabajo doméstico o de cuidado se encuentra completamente desvalorado y las habilidades que se requieren son frecuentemente consideradas como innatas de la mujer. Esto genera una inequidad de género porque incrementa una serie de discriminaciones y desigualdades, que muchas veces son invisibilizadas. Por otro lado, impiden la autonomía económica de las mujeres, limitan sus derechos y restringen sus libertades.


Por lo anterior, es primordial la valoración del trabajo doméstico no remunerado de la mujer. Porque no solo afecta el ámbito social, sino que también tiene gran relevancia en el ámbito económico del país. Esto se traduce en que si se le presta la manutención, los cuidados indispensables y acompañamiento a los niños, la persona crecerá y desarrollará capacidades cognitivas necesarias para la vida adulta y laboral, lo que se traduce en un mayor incremento económico para el país.


En Colombia, hasta el año 2009 se presentó un proyecto de ley que reconocía la importancia de la economía del cuidado, impulsado por Cecilia López, ex senadora del partido liberal, quien logró materializarlo un año después con la ley 1413 de 2010, por medio de la cual se regula la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales con el objeto de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país y como herramienta fundamental para la definición e implementación de políticas públicas.


En el marco de dicha ley, el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) comenzó a realizar por primera vez en el país la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo (ENUT) para todo el territorio nacional, con el objetivo de visibilizar el aporte de la mujer al desarrollo económico y social del país.


El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), define los servicios de cuidado y trabajo doméstico no remunerado como el conjunto de “actividades que se realizan y las relaciones que se entablan para satisfacer las necesidades materiales y emocionales de niños, niñas y adultos.”


Según la Ley 1413 de 2010, se reconocen como actividades de la economía del cuidado: 1. Organización, distribución y supervisión de tareas domésticas. 2. Preparación de Alimentos. 3. Limpieza y mantenimiento de vivienda y enseres. 4. Limpieza y mantenimiento del vestido. 5. Cuidado, formación e instrucción de los niños (traslado al colegio y ayuda al desarrollo de tareas escolares). 6. El cuidado de ancianos y enfermos. 7. Realizar las compras, pagos o trámites relacionados con el hogar. 8. Reparaciones al interior del hogar.


Ahora bien, la ENUT tiene una periodicidad trienal, el periodo de recolección para esta segunda toma de información fue entre el mes de septiembre de 2016 y el mes de agosto de 2017 (52 semanas). Se realizó por primera vez en los años 2012 y 2013, pero ¿cómo se obtienen los datos de la encuesta? Los datos se obtienen básicamente de la entrevista personal como medio de recolección de información.


Esta recoge información sobre viviendas, hogares y personas por medio de un informante directo, o idóneo en el caso de personas menores de 10 años, en cuyo caso el informante es el padre o madre o la persona mayor de 18 años, con el fin de obtener información sobre el trabajo doméstico y de cuidado no remunerado realizado dentro de los hogares en dos aspectos especialmente: Según una publicación de la universidad Nacional: La economía invisible: división social y sexual del trabajo domestico y de cuidado no remunerado y uso del tiempo de las mujeres en Bogotá: “la participación de hombres y mujeres en las diversas actividades que lo componen y la intensidad diaria que le dedican dependiendo el género ambos fundamentales para aproximarse a la división sexual del trabajo doméstico y de cuidados”.


Según el DANE, la encuesta del año 2016-2017 fue aplicada en 44.999 hogares. En cuanto al crecimiento poblacional, en esta última encuesta subió el porcentaje de población objetivo de la ENUT. El crecimiento fue de 0.5 porcentuales respecto a la encuesta realizada en los años 2012-2013.


La encuesta muestra contundentes resultados: expone la desigualdad entre hombres y mujeres en el tiempo que dedican a actividades de trabajo doméstico y de cuidados no remunerados. Se tocará a fondo dos aspectos importantes: primero, se verán los resultados que arrojó la ENUT para las mujeres que viven en las ciudades y el otro enfoque son los resultados en cuanto al trabajo no remunerado para las mujeres en la zona rural del país.


En primer lugar, se muestra que en las ciudades la cantidad de tiempo y el porcentaje de participación de las labores de cuidado no remuneradas aumentaron las cifras de las mujeres a comparación del año 2012-2013. Como lo podemos ver en el siguiente gráfico hecho por el DANE:




En la tabla anterior se puede evidenciar claramente la gran brecha que existe entre las mujeres y los hombres en cuanto a la participación en tareas del cuidado. Aproximadamente el 76 % del trabajo no remunerado es realizado por mujeres. Mientras que los hombres en 2017 dedicaron 9.23 horas al trabajo remunerado y 3.42 al no remunerado, para un total de 12.6 horas de trabajo diario, las mujeres dedicaron 7.6 horas al trabajo remunerado y 7.2 al no remunerado, para un total de 14.8 horas diarias. Para el tiempo de los hombres se puede ver una ligera tendencia al aumento pero para las mujeres también.


ZONA RURAL

Según el censo realizado por el DANE en el año 2018, la población rural representa el 22.2% de la población del país. Este grupo de la población es más pobre, menos educado y accede menos al mercado laboral que la población urbana, sin embargo, la mayoría de las encuestas y datos producidos por el DANE no tienen buena cobertura de las zonas rurales.

Camilo Méndez, Coordinador de Relacionamiento del DANE, dice que uno de los retos más grandes que tiene el DANE a la hora de medir la encuesta es que como se basa en entrevistas depende mucho de lo que las personas entiendan que es para ellos trabajo. Cuando se va a la zona rural, no se entendía como trabajo no remunerado el trabajo de la ama de casa que se levantaba a las 4 de la mañana para arreglar a los niños para la escuela o para preparar la comida para los jornaleros. Como se basa solamente en entrevistas, esto obliga a que con el pasar del tiempo se replanteen las preguntas para que sean más comprensibles para el público rural.


Los resultados obtenidos por parte en la ENUT para la zona rural en cuanto a las horas promedio de dedicación semanal a trabajo doméstico y de cuidado no remunerado son los siguientes:



Las horas dedicadas por los hombres son en promedio 13.5 horas a la semana. En cambio, mientras que a nivel nacional las mujeres dedican 31 horas a estas labores, en las zonas rurales en promedio utilizan 36.3 horas para estas actividades. De este modo, las mujeres en la zona rural del país dedican más tiempo que las mujeres urbanas para el trabajo de casa. Esto significa que las mujeres de la zona rural tienen menos tiempo para participar del mercado laboral y por lo tanto no tienen muchas opciones laborales que se acomoden con las del trabajo no remunerado, lo cual afecta claramente en la independencia económica de las mujeres.


Por último se puede concluir que: Colombia hasta el momento está dando pequeños pasos para reconocer el trabajo no remunerado de la mujer, el siguiente paso debe ser crear políticas públicas para que el trabajo no remunerado que mayormente es realizado por mujeres este equipado con las condiciones necesarias para que las mujeres tengan verdadera autonomía para tomar decisiones sobre sus vidas. Además una de las metas del Estado debería ser empoderar a la mujer económicamente, pero para ello, hay que lograr una igualdad de género en el mercado laboral y tambien en el trabajo no remunerado, así las mujeres y niñas podrán aprovechar sus capacidades y habilidades al máximo en lo que se quieran desempeñar. Por otro lado, les fortalecerá y les enseñará a tener confianza en sí mismas, independencia y a ser auto-suficientes.


Otra conclusión es que ya evidenciando las cifras se puede respaldar lo que se ve en la sociedad y es que las mujeres son las que llevan a cabo la gran mayoría del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, esto no discrimina el nivel educativo, el estrato de residencia o la etapa del ciclo familiar en la que se encuentra el hogar. Tampoco cambia mucho el panorama cuando se trata de hacer un comparativo entre lo urbano y lo rural.


En ambos casos la mujer es la principal fuente en el trabajo de cuidado. A pesar de que en la zona rural el porcentaje es más alto, tampoco es mucha la diferencia con la zona urbana.

Uno de los retos más grades retos que tiene Colombia según Camilo Méndez del DANE, es trabajar tanto con las mujeres como los hombres para que comprendan todo lo que es el trabajo no remunerado, tambien se debe trabajar en el reconocimiento de éste para que comprendan la importancia que tiene este tiempo en la sociedad porque permite el crecimiento de las familias, empresas y que el país sea más próspero.


Por ultimo pero no menos importante: Según Portafolio, el valor económico total de las actividades no remuneradas asciende a los $185,7 billones, es decir, un poco más de 10 puntos del producto interno bruto (PIB) local. Esta cifra es, por ejemplo, superior a todo el presupuesto de funcionamiento del Estado colombiano ($172 billones para el 2020), y cuatro veces todo lo que el Gobierno Nacional invertirá en 2020, según el proyecto de Presupuesto General de la Nación, que se tramita por estos días en el Congreso.



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